miércoles, 10 de junio de 2020

Capítulo 4







Es un nuevo día. A Gerardo lo despierta el timbre de la puerta. Va a abrir mediodesnudo. Es Carmen.
--¿¿qué quieres, Carmen? Me despertaste.
El guapísimo hombre tiene muy mala cara. Va en un boxers muy ceñido, a ella le encanta ver como se le mueven sus encantos ocultos. Esos encantos que ella tuvo el placer de sentir.
--es que te quería ver a ti.
Él mira a su amiga como si fuera loca.
--no mames chica.
--ya me gustaría a mí ¿no quieres que probemos?
--¿para eso me despertaste? --molesto.
--No, era para eso.
Gerardo se da la vuelta. Ella lo mira fascinada.
--¡¡que culo, como me gusta¡ 
Carmen se va a lanzar hacia el culo de su amigo pero éste va demasiado rápido hacia la cama. Se vuelve a tumbar. Carmen lo mira con deseo y frustración, como el que tiene delante la fruta más deliciosa, además estás hambrienta pero no la puedes tocar. Los pectorales de él, sus genitales que se le remarcan en el boxers. Carmen tiene que hacer un esfuerzo para controlar su deseo:
--sólo quería desayunar contigo.
--No tengo hambre --dice fastidiado-- ayer me fui a dormir tarde., bien tarde.
Gerardo pone cara de depravado recordando la noche que pasó. Eso atormenta a Carmen que le duele mucho saber que el chico que le gusta ha estado en brazos de otro chico.
--¿y qué como te fue con el niñito? --irónica.
--Ya Carmen, ya sabes que no me gusta hablar de temas privados.
--ya chica, no te enojes. Era para hacer plática.
--pues podemos platicar de cualquier otra cosa. Yo no te pregunta a ti.
Con resignación ella dice:
--Porque en los últimos meses tú has sido el único chico con el que me he acostado. Actualmente mis únicos compañeros para desahogo son mis 5 dedos.
Gerardo se levanta de la cama con cara de asco:
--No seas cochina.
Luego lo dos se ríen. Gerardo empieza a preparar cosas para ducharse. Él está de espaldas a ella, ella que se muere de deseo. Se muere por tocarlo, porque le haga el amor.
--No puede ser gay el chico que más mujer me ha hecho sentir --dice Carmen.
Gerardo se gira:
--Carmen, tú y yo somos amigos desde hace años. Aquella noche los dos tomamos más de la cuenta... No puede ser que vuelvas con lo mismo una y otra vez. Nos divertimos, te di lo que querías. Ya Carmen, no seas pesada. Esto ya fastidia  ¡que pesaditas que sois las mujeres¡
--ustedes sí que son pesadas --dice ella con ironía.
Gerardo mira a su amiga un poco regañón pero no puede estar molesto con ella. Se le ríe.
--eres una loca.
--y tú eres el único chico que me ha gustado en meses pero está bien. Ya no vuelvo con el tema, a ti te gustan los niñitos... pues lo acepto.
--No, a mí no me gustan los niños --dice con cara de depravado-- me gustan los hombres. Ya sabes que yo no le digo no a un chico guapo.
Gerardo se siente orgulloso de eso:
--ni ellos a mí..
Carmen fuerza una sonrisa aunque le atormenta los celos.
--¿me esperas? Voy a la regadera.
A Carmen le brillan los ojos.
--si claro. Luego vamos a desayunar.
Gerardo va hacia la ducha. Como si fuera de broma pero siendo lo que más desea ella le dice:
--¿no quieres que te ayude?
--No --dice con ironía.

Por otro lado, Nemesio se está dando una ducha. Mientras el agua recorre su cuerpo desnudo, él va acariciándose cubriéndose de jabón. Se da una ducha de agua helada porque desea bajarse la calentura pero no le es posible. No hace más que pensar en Gerardo, en su cuerpo desnudo que él saboreó, que acarició. Tiembla de deseo.
--tiene que ser mío, tiene que volver a ser mío.
La calentura le puede.
--es que nunca sentí tan rico.
Siente que si no lo tiene pronto se va a volver loco.
Lo recuerda con deseo pero también con frustración. Se da golpes contra la pared con la cabeza.
--¡¡debí insistir en que me diera él el número de su celular ¡¡¿¿y si no me llama?
La idea de no volver a verlo lo angustia. Su rostro se ilumina:
--sé donde vive. Si él no me viene a buscar... iré yo.
Aunque Gerardo dejó claro que sólo era sexo, Nemesio está viviendo su primer amor. Aunque tiene miedo de que le haga daño, aunque tiene miedo de lo que le hagan sus padres le gusta Gerardo y no quiere dejar de verlo.






Mientras Carmen se excita imaginándose el cuerpo desnudo de su amado amigo bajo el agua. Lo ama y lo desea.
--tengo que volver a verlo desnudo. Ni siquiera que sea solo eso.
Gerardo siente a Carmen como a una hermana, se fía de ella. Ha dejado la puerta entreabierta. Carmen tiene miedo de lo que diría su amigo si la sorprendiera espiándolo. Tiene miedo de que él acabe por enfadarse y si algo le duele más que no tener ni su amor ni su cuerpo es la idea de no verlo más. Pero la ducha, la ropa de él tendida en el piso. Se estremece. Carmen está ardiendo.
--sólo una miradita, sin que él se entere.
Carmen se acerca un poco a la puerta y mira. Gerardo está concentrado en su ducha. No se da cuenta de la presencia de su amiga. Los cristales de la ducha son blancos y se transparente con claridad ese cuerpo que tanto le gusta. Lo ve de perfil. Se pone como loca.
--¡¡que bueno está¡
Carmen tiene que hacer un esfuerzo por no entrar. Se queda un rato mirándolo.
--te amo. Te amo y si no te tengo que voy a morir.
Quisiera que ese tiempo no acabara nunca. Cuando se da cuenta que Gerardo va a salir no se atreve a quedarse. Tiene miedo que él la vea. Se sienta sofocada. Gerardo agarra la toalla, se seca. Se pone un boxers limpio vuelve al cuarto. Se pone unos jeans. Carmen lo mira de reojo. Le encanta ver como se abrocha los pantalones, se sube la cremallera. Gerardo se pone la camisa. Se acerca a ella, se pone en cuclillas. La mira con cariño:
--no sé si esto es buena idea. No quiero hacerte daño.Tú siempre supieste que soy gay. Yo...
Carmen ríe como una loca. No quiere que Gerardo le diga que no quiere que sean amigos.
--era broma, no te preocupes por mí.
Carmen se levanta. Se da la vuelta para que su amigo no la vea llorar. Él se acerca a ella.
--¿seguro?
El cariño de él, su aroma la fascina.
--si claro.
--a veces te hago bromas pero es que no entiendo qué le ves a esos virgencitos. Un día te vas a meter en un lío.
--A mi me gustan los hombres, nunca me fijaría en un niño asustado que me pueda meter en un lío --dice él muy seguro de sí mismo.
--Eso espero --dice ella preocupada por su amigo.

Un guapísimo morenazo muy joven sale de su cuarto hacia la ducha totalmente desnudo. Una mujer de media edad grita. Se pone la mano en los ojos.
--¡¡David tápate, tápate¡
David se ríe.
--¿¿qué pasa, mamita?  Mamá Inés --dice riendo-- ¿¿que nunca has visto un hombre en bolas? ¿¿o es que te da rabia porque mi padre la tiene más pequeña?¡
--¡¡mira niño a mi me respetas¡
La mujer lo quiere abofetear pero David lo agarra del brazo:
---¡¡pues lárguense de mi casa¡ ¡¡yo aquí no los necesito¡
David se va desnudo riendo, Inés se queda furiosa.

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