miércoles, 10 de junio de 2020

Capítulo 11


David ha pasado la noche en una sucio pensión. Lo más barato que ha encontrado. El chico está desesperado. Se rasca por todos lados.
--Seguro que aquí hay chinches y todo --dice con asco.
Mira con impotencia a su alrededor.
--¡¡mira dónde fui a parar por el maricón de Neme y la zorra de Inés¡
Se golpea los puños con rabia:
--¡¡si los viera los mataba¡
Sale sin saber muy bien lo que hacer. Tiene la esperanza de poder hablar con Inés.
--¡¡después del polvazo que le eché no puede ser que la muy guarra se olvide de mí¡
Marca y marca pero el celular está fuera de cobertura.
--¡¡maldita guarra¡
Lo toman de imprevisto. La policia lo rodea y lo detiene.
--¡¡yo no he hecho nada¡ ¿¡de qué se me acusa?
--¡de agresión e intento de asesinato¡
----¡¡soy inocente... soy inocente...¡
Mientras lo esposan y lo mete en la patrulla David piensa en todo lo que ha pasado en su vida en las últimas horas. Parece una pesadilla.

David está encerrado en una celda.
--¡¡tiene una visita¡
--¡menos mal. Esa llamada ha funcionado. Yo sabía que mi padre no me fallaría¡¡aunque su secretaria me dijo que no me quería responder seguro que me ha mandado a su abogado¡
Al ir a la sala de visita se da cuenta que es el tipo al que golpeó. Muy golpeado.
--¿qué haces aquí? ¡¡yo no quiero estar con un maricón¡
Da golpes a la puerta.
--¡¡policia, policia¡
Christian se le acerca. David apoya su trasero a la pared. Lo aprieta bien. Se muestra defensivo:
--¡¡si me tocas te mato¡
--sólo yo te puedo ayudar, si haces lo que yo te digo... no te denuncio¡
--¡prefiero que me acusen de asesinato por matar a un maricón antes que ser uno de ellos¡ --dice David como loco.
Christian se aparta para evitar que David lo golpea:
--Sería genial que te acostaras con hombre... Yo pagaría lo que fuera.
--¡¡yo te mato¡
David como loco se le quiere tirar encima pero Christian da vueltas alrededor de una mesa. Corre. David lo va siguiendo despacio pero golpeando sus puños:
--¡ya te pillé maricón¡
--Yo te puedo ofrecer trabajo
David le agarra del cuello:
--¡¡te voy a matar, locaza de mierda¡
--¡no es acostándote con un hombre¡
David lo lanza contra la pared.
--¿¿de qué hablas?
--¿Nunca pensaste en cobrar por acostarte con una mujer? Mujeres de más de cuarenta pagarían lo que fuera para que les eches un polvo.
David suelta a Christian que cae al piso. Se toca el cuello. Está muy lastimado. Le duele el cuello y los golpes del día anterior. David escucha interesado.


Carmen y Gerardo están juntos en el supermercado, Carmen no hace más que burlarse de su amigo --Gerardo.
--¿y no traes tu rosa?
--No te burles. Tú sabes que a mí ese rollo no me va.
--No si no pasa nada, reina. Si te gustan las rosas me parece muy bien que tu marido te las regale. Si quieres desde hoy te llamaré Rosita--burlona.
--¿porqué no me dejas en paz?
Gerardo se aleja de ella. Carmen no se resiste. Le encanta su trasero. Le fascinan esas arrugitas que se le hacen. Le da un buen jalón. Él la mira regañón y antes que él pueda decir nada ella riendo dice:
--perdón Rosita, ya sé que tu culo ahora es monopolio de tu marido¿¿como va tu vida de casada?? --irónica.
--¡¡vete al diablo¡
--¡que humor chica¡ como estás de luna de miel yo creí que estarías más feliz --dice divertida.
--Ya te dije que lo recogí por pena ¿no viste como está? Su padre le dio una paliza.
--No me extraña es de un pesado el pobre.
--No seas mala --dice Gerardo sonriendo.
--¿y tú estás seguro que está bien de la cabeza?
--El chavo es un poco atrasado pero no me extraña. Ha estado muy frustrado, recién empieza a vivir.
--parece un niño. En realidad lo es.
--pero está bien bueno.
--a ver si no te mete en un buen lío.
--claro que no, es inofensivo.
--escucha lo que te digo, no te lo vas a sacar de encima. Ya verás.
Gerardo muestra la palma de mi mano:
--lo tengo comiendo de aquí.
--Por tu bien espero que sí.
Por megafonia dicen que hay alguien que quiere dar una sorpresa a otra persona. Gerardo y Carmen se ríen.
--¿¿quien será el tarado?
Suena la voz de Nemesio:
--¡¡Gerardo... te amo...¡ ¿¿te quieres casar conmigo?¡
Gerardo se ha quedado pálido. También Carmen.

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