miércoles, 10 de junio de 2020

Capítulo 17







Gerardo desnudo en la cama trata a Nemesio con mucho rabia y desprecio.
--¡¡tu primero. A ver qué sabes hacer¡ ¡¡a ver cuanto te han enseñado esos viejos asqueroso con los que cojes¡
Nemesio en esos momentos que, tras seis largos años, está apunto de volver a hacer el amor con el único hombre que ha amado en su vida , siente muchas cosas. Amor, emoción. Rabia. Odio.Preocupación. Con el tono más desagradable que puede usar, Gerardo le dice:
--¡¡sobretodo ponte condón... hasta el sida puedes tener...¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡
Los dos hablan atacándose. Aunque a los dos les duele hacerse daño, lo siguen haciendo. A los dos les gustaría que esa unión sexual entre ambos fuera más cariñosa y a los dos les duele mucho que el otro no tome la iniciativa.
--¡¡Nunca lo hago sin condón¡
--¡claro las putas ya lo hacéis siempre con condón¡¡
le duele mucho el desprecio de Gerardo.
--¡¡no estamos aquí para charlar¡  --Nemesio brusco.
Nemesio le paga dándole con dureza. Gerardo es más activo que pasivo. Le duele bastante. Muerde la almohada para no gritar. Aunque Nemesio hubiera querido ser dulce quiere castigar a Gerardo por lastimarlo. Aunque siente rico teniéndolo dentro de su cuerpo, Gerardo está sintiendo mucho dolor por la brutalidad de Nemesio. Es la primera vez que aquel inocente muchacho entra en él y ni creía ni esperaba que fuera tan salvaje. Nemesio si está gozando. Le produce placer estar lastimando a Gerardo. Siente su desconcierto, su dolor. Le gusta estar sorpreniéndolo al único hombre que ha amado en su vida. Lo ama y a la vez lo odia por haberlo herido.

Inés y David están los dos desnudos abrazados. Ella está muy satisfecha. Él la mira divertido. Nunca una mujer ha sido tan entregada como ella y eso le gusta. Inés besa el pecho desnudo de él:
--solo tu me has echo sentir mujer... Nunca un hombre me ha hecho gozar tanto...
David se la saca de encima con desprecio.
--bueno... pues la próxima vez que contrates a un hombre... Ya sabes a quien llamarme...
Inés se ha sentido feliz en sus brazos y le duele que él la trata de esa manera. David se empieza a vestir de prisa. Inés lo mira triste.
--¿porqué siempre te vas de esa manera después de hacerlo?
--sólo lo hemos hecho dos veces y la primera vez me salió muy caro a mí... Ahora te saldrá caro a ti...
--¿de qué hablas?
--bueno... ya lo sabes.--dice guiñándole el ojo picaramente-- Soy caro... Un polvo conmigo no es cualquier cosa.
Inés lo mira decepcionada. Ha sido un momento especial para ella y  esperaba que lo hubiera hecho gratis.
--pagame.
Inés se levanta envuelta en la sábana. Saca el dinero de su bolso y se lo tira en la cama:
--¡¡aquí tienes tu cochino dinero¡
Inés se empieza a vestir con rabia. Está tan furiosa que hasta tiene ganas de llorar.  A Inés le duele mucho el cinismo con el que habla David. Parece que no le importara nada:
--¿cual es tu furia? igual que tú te has acostado con muchos tipos pagando yo le he cobrado a muchas viejas como tú para hacerles el favor¡
--¡¡eres un imbécil¡
Inés lo quiere bofetear pero él le agarra la mano y con ironía le dice:
--¿cual es tu bronca conmigo?¡no me vas a decir que estás enamorada de mi¡
Él lo dice de broma.
--¡¡claro que no --ella triste.
Por el dolor de ella David se da cuenta que sí, que Inés siente algo por él y se siente mal por haberla lastimado. No pueden decir nada porque Inés en seguida le suelta algo que tenia clavado muy dentro de ella:
--¡te acostaste con mi hijo¡
--¡¡eso no es verdad ¡¡lo que dijo tu marido...¡
Inés lo interrumpe:
--¡¡Neme me lo confirmó.¡
David tiene el rostro desencajado por la rabia:
--¡¡que tu hijo sea maricon no es mi problema, yo soy muy macho y te lo he demostrado¡
David la siente dudar y eso le duele. La estrecha entre sus brazos:
--¡¡no puedes dudar de mí¡
Y la besa. La besa como nunca nadie lo había besado. Ella se derrite en los brazos de él.  David sonríe seductor  y dice:
--¿y qué? aún sigues creyendo que soy el amante de tu hijo?
Mirándolo a los ojos sí cree en él pero no cree posible que su hijo la mienta. Le da una patada en los testículos mientras le dice:
--¡¡pero también creo en mi hijo¡
David se retuerce de dolor y de rabia.
--¡¡¿¿y si crees que soy el amante de tu hijo porqué te acostaste conmigo, puta?¡
David la insulta mientras ella se viste y se va. David la sigue aunque cogeando y con dolor genital que le hace ir despacio.

Nemesio y Gerardo son unas auténcias fieras. Ahora le toca el turno a Gerardo. Le clava su puñal sexual con toda la fuerza que tiene, con toda la rabia que siente. Más que placer lo que quiere es lastimarlo. Nemesio jadea, disfruta... a Gerardo le da rabia. Se da cuenta que Nemesio esta acostumbrado a que le den duro por eso no se queja. Después del coito, Gerardo salta de la cama. No mira a Nemesio a los ojos. Ninguno de los dos quiere  desvelar sus sentimientos. Le tira la ropa  y con desprecio le dice:
--¡¡vete ya¡ ¡¡no te quiero volver a ver¡
Nemesio se levanta totalmente desnudo de la cama y empieza a vestirse:
--me iré y no nos veremos pero me tienes que prometer que irás al médico.
Los dos se visten frente a frente mirándose con deseo y disimulándolo.
--¡¡yo no voy a ir al médico¡
--No te cuesta nada, sólo te tiene que hacer ...
Gerardo no lo deja seguir:
--¡¡a mi no me toca las pelotas cualquiera¡
--es por tu bien.
A Gerardo le emociona que se preocupe por él:
--¿porqué te preocupas tanto por mi??¿¿¡es que sigues enamorado de mí?¡
A Gerardo le ha dado vergüenza usar un tono dulce. Nemesio se lo toma como un ataque y dice:
--¡¡lo haría por cualquier cliente¡ ¡¡tú no eres ya diferente¡
A Gerardo le duelen mucho las palabras del chico:
--¿qué? No tienes trabajo? ya te puedes largar¡
Nemesio se va lastimado por el odio que le ha demostrado Gerardo. Se va a toda prisa y a solas en su auto llora amargamente. Gerardo es más discreto pero también está sufriendo. Se toca las bolas preocupado. No quiere pensar en eso pero no puede dejar de pensar en las palabras de Nemesio.

David ha seguido a Inés así descubre dónde vive. Desde la muerte de su madre Inés ha regresado a la ciudad donde vivió con su primer marido aunque en una gran casa a las afueras. David regresa al día siguiente y lo hace con un ramo de rosas. Le sorprende que lo reciba una niña de 5 años. Se pone en cuclillas, le acaricia la cabeza con cariño:
--¿y tú quien eres?
--soy Lucecita... ¿y tú?
--David... ¿busco a Inés? ¿la conoces?
--si claro... Es mi mamá.
Las palabras de la niña retumban en los oídos de David:
--¡¡es mi mamá... es mi mamá...¡
Piensa en aquel polvo que le echó a Inés justo por la edad que tiena la niña. Inés sale en ese momento. Por la cara de estupor de David se da cuenta que su secreto ya ha sido descubierto.

Por su lado, Gerardo no ha dormido en toda la noche... buscando en internet cáncer de testículo. Encuentra todo lo que le ha dicho Nemesio. Se empieza a preocupar.

No hay comentarios:

Publicar un comentario